Enrabiarse, enojarse, ofenderse e incluso odiar son emociones.
Y son legítimas.
Negar o reprimir estas emociones tienen secuelas en nuestro organismo.
La inteligencia emocional trata de identificar estas emociones, poder expresarlas en un ámbito oportuno y cuidado para escuchar el mensaje que suelen traernos para poder accionar y hacernos cargo de lo que estamos necesitando.
En tu caso:
¿A qué o quién estás necesitando mandar al carajo?
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